Una pregunta que no nos hacemos y que deberíamos plantearnos antes de contratar cualquier seguro, no importa si de forma voluntaria u obligada, es ¿para qué quiero este seguro? Cuando hago esta pregunta las respuestas que me dan van desde “para protección”, “que me cubra las espaldas”, “que me responda”, “por obligación” hasta “para nada”. Por norma no sabemos qué es lo que estamos haciendo al contratar un seguro y lo más importante, ¿por qué?
Si ya la primera pregunta pasa inadvertida por nuestras vidas, a esta segunda sólo unos pocos llegan por si solos, ¿sabemos realmente para qué hacemos los seguros? o mejor dicho ¿qué situaciones son las que realmente necesito proteger para que si se producen me perjudiquen lo menos posible? Sin tener en cuenta los que se hacen por obligación (real o impuesta) una gran cantidad de personas se hacen sus seguros de forma automatizada y por inercia, sin una reflexión o análisis del por qué, sin reconocer la razón principal que los lleva a necesitar un seguro en concreto.
Para cada situación de la que seamos responsables directos siempre estaremos en alguna de las cuatro posturas siguientes:
1.- Tener seguro y no necesitarlo, la mejor de todas. Puedo pagarlo, tengo la buena suerte de que nunca me suceda nada y disfruto de la tranquilidad de saber que si me llegara a ocurrir aquello que me preocupa tendría la protección que necesito.
2.- Tener seguro y necesitarlo. Venimos de la anterior situación, he podido pagarlo y ahora que me ocurre u ocasiono el percance soy compensado por el daño que he sufrido, que es mayor de lo que he pagado por el seguro, además de no sentirme solo ante una mala circunstancia.
3.- No tener seguro y no necesitarlo, una posición “rentable” económicamente mientras nuestra suerte no se tuerza. No pago el seguro, porque no quiero o porque no me es posible, y asumo el riesgo de sufrir u ocasionar un daño y tener que hacer frente a sus efectos con mis propios recursos (situación de autoseguro).
4.- No tener seguro y necesitarlo, la peor de todas. Vengo de la anterior situación y he ahorrado un dinero, pero este ahorro es insuficiente para hacer frente a un problema serio e importante, y resulta inferior al valor del daño sufrido u ocasionado pudiendo llegar a comprometer seriamente mis propios recursos económicos.
Tenemos que recordar que el seguro tiene un fuerte componente social ya que reparte el daño sufrido por un individuo entre un colectivo, que puede encajar mejor ese daño que uno sólo de sus miembros. En la antigüedad existían comerciantes que llevaban sus mercancías a zonas remotas, y si una caravana se perdía (fenómenos atmosféricos, ladrones,…) el comerciante de la misma se arruinaba de golpe. Por lo que en lugar de montar rutas de forma individual, se agrupaban y cada comerciante ponía una parte y hacían diversos envíos. De esta forma caso de sufrir un contratiempo en una ruta sólo perdían parte de tus bienes, pero podían proseguir con sus actividades.
Es lo que seguimos haciendo hoy en día. Todos pagamos nuestros recibos y sólo aquellos que sufren un siniestro son atendidos y reparados en su pérdida, ayudando al desafortunado cuando lo necesita. Ya sea por algo poco frecuente pero de gran magnitud, o bien por algo muy frecuente pero de menor importe. Todos estamos mucho mejor con seguro que sin él, pero no podemos verlo como un servicio que amortizar o un producto financiero que rentabilizar. No es su función y si todos buscáramos esto las compañías aseguradoras nos dirían educadamente que cerraban, y que cada uno se pagara sus siniestros con lo que pagaba de sus respectivos recibos. ¿Nos arriesgamos?
Mi consejo es el de siempre, busca un mediador profesional de seguros y estudia con él qué seguros son los que realmente necesitas. Y si hay que ahorrar que nos ayude a eliminar lo superfluo y prescindible, pero sin desproteger lo importante.
#1 por amfgescobert el 13 de junio de 2012 - 22:32
Reblogged this on Andres Marin Blog.
#2 por AuralSolutions el 14 de junio de 2012 - 17:50
Muy interesante transmitir a nuestros clientes esta idea «el seguro tiene un fuerte componente social ya que reparte el daño sufrido por un individuo entre un colectivo». Él público en general no tiene clara esta idea.
#3 por David Torío el 14 de junio de 2012 - 22:34
Es un concepto enterrado en montañas de ideas heterogéneas sobre el seguro, que se han ido inculcando a los asegurados. Pero fue uno de los primeros conceptos que me enseñaron y una de las razones por las que quiero a esta profesión.