¿Sabemos quienes están detrás de nuestros seguros?

Anonymous

Tengo la impresión de que lo que más conocemos de nuestros seguros es cuánto pagamos por ellos y sobre qué fechas lo hacemos. De las circunstancias o hechos que nos cubren, sabemos, recordamos o intuimos algo. De para qué lo hicimos, si es obligatorio porque no queda más remedio. Y si no es obligatorio bien porque alguien nos lo supo “colocar”, bien porque vimos las barbas de nuestro vecino cortar y nos entró una repentina necesidad de sentirnos más tranquilos, o bien si fueron las nuestras las que trasquilaron (por padecer un siniestro) porque haya “despertado” nuestro sentido de prudencia.

¿Sabemos quienes llevan la gestión de nuestros seguros? O mejor dicho, ¿conocemos al profesional o profesionales que hay detrás de cada una de nuestras pólizas de seguro?, ya que lo más frecuente es tener nuestros seguros con varios mediadores de seguros, y lo menos habitual es que un solo mediador gestione todos nuestros seguros.

En otras situaciones nos preocupamos de conocer al profesional que nos atiende (referencias de un médico) o al producto que adquirimos (en un vehículo probarlo unos días). Pero con nuestros seguros, qué nos ayudan a superar un momento desagradable con menos sufrimiento y que podamos lo antes posible recuperarnos y mantener nuestro estilo de vida, no hace falta, firmo por aquí, pago el recibo y ya está todo hecho. Te has parado a pensar en alguna ocasión sobre tu mediador profesional de seguros lo siguiente:

1.- Cuando tengo una duda del tipo qué ocurriría si me pasara esto o aquello, no de si tengo un recibo devuelto o me llega una carta comunicándome alguna novedad, cuánto tarda en responderme (en la misma consulta, en 24 horas, en un par de días, no llegan a contestarme). Estoy tratando con un profesional rápido y ágil, que además es experto en la materia que trata, o tengo que buscarme la vida por otro lado.

2.- Si sufro un siniestro me facilita la tramitación, ahorrándome tiempo y preocupaciones, y asesorándome en tiempo y forma sobre las situaciones a las tengo derecho. O por el contrario me genera más trabajo con papeleo, llamadas y desplazamientos que me resultan molestos.

3.- En alguna ocasión me ha pasado a hacerme una visita personal por mi trabajo o casa, o sólo tengo un teléfono o e-mail al que dirigirme. Me conoce y puede ponerle cara a mis asuntos, o sólo soy otro número más.

4.- Hasta que punto me conoce, y yo confío en esta persona, para que llegado el momento sepa si tiene que modificar algo en mis seguros para que resulten lo más útiles posibles. O si me ofrece un nuevo seguro que sea porque realmente lo pueda necesitar, y no porque la compañía de seguros X ha sacado un nuevo producto.

Si no sabemos ver o apreciar estas diferencias (o si no nos las enseña quién debiera, nuestro mediador profesional) y cómo se pueden transformar en beneficios para nosotros, al final elegiremos nuestro seguro por el único motivo que sabemos comparar: el precio. Y que nadie se equivoque, si un seguro es el más barato de una larga lista por alguna razón será. Las compañías pagan sus siniestros con dinero de los recibos cobrados, y a menos importe cobrado, menos dinero para hacer frente a sus siniestros.

P.D. Mientras escribo esta entrada me entero que se ha ido un grande. Nos deja su música pero siempre dónde este él “Still got the Blues”, descase en paz.

, , ,